lunes, 15 de abril de 2013

365 días, 24 horas

Días grises, rutina, ojos rojos,  dolor de cabeza y losas en la conciencia, paseos a ninguna parte, odio que no cesa, felicidad que no llega. Y así.
Cada 24 horas.
Folios y folios que terminaron en la basura, fotos que hicieron de mechero, recuerdos que hicieron de puñales, lo de siempre.
Que dueles. Pero sonrío.
Que sonrío. Pero dueles.
Sigo vivo pero me siento muerto y cuando me siento vivo me mato por dentro, la vida eh.
Sangre en las manos, en la nariz, sangre...
¿Qué coño es vivir? Define vivir.
Yo me siento vivo cuando me resto días, cuando me resto horas de seguir aquí.
¿Conoces la sensación de mirar el reloj y ver las agujas retroceder?
La de sentirte atrapado, encerrado en ti,  encerrado en las mismas cuatro paredes, viendo las mismas caras, en los mismos sitios y matándote con la misma mierda, cada día.
Sentirte en una cárcel aún siendo libre, sentir las rejas, sentir el frío, no sentir nada.
¿Eso es vivir?

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