lunes, 15 de julio de 2013

Precipicios

"¿Son bonitas las vistas eh?" Dije mientras contemplábamos juntos mi desastre, a los dos nos colgaban los pies de aquel bonito precipicio y no creas que nos importaba demasiado.

Corríamos el riesgo, ese riesgo que supone quererse, resultaba peligroso si, lo sabíamos los dos pero el amor es ciego y no muy cuerdo que digamos.
Fuimos a darnos un paseo por lo que quedaba de mi, intentó unir trozos y arreglar rotos, pobre chica, andaba tras un imposible, yo lo veía, ella no quería verlo.
Para cuando me di cuenta mis heridas estaban cerrándose con sus dedos dentro y válgame si el dolor de cuando se fue reabriendo las llagas no era más grande que el que había ya.
Se llevó mi sangre en sus manos y los restos de mi corazón en el bolsillo pero ¿A quién le importa?
Ese pobre ya no funcionaba bien. Y tuve miedo, mucho.
Había tenido el valor de ver el mundo con mis ojos y no salió corriendo hasta que no fue necesario.
Me quedé como un pobre borracho sin apoyos, a tumbos y golpes con todo, recé sin creer en el de arriba para que volviera.
Poco después recordé que ya estuve solo antes de que llegara, aquello era mi desastre y lo tenía todo para mi una vez más y claro que hay sitio para dos ahí, pero...¿Quién merece tales vistas?

1 comentario:

  1. No tengo palabras para esto, te sigo sin pensarlo dos veces.

    http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

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