martes, 17 de septiembre de 2013

Carta a mi mismo:

Esto no es una carta de suicidio (Quizás suicidio emocional).
Me faltaría el valor para correr hacia una ventana y saltar por ella.
Podría despedirme de todos, sí.
Decir que los quise, que lo siento. Siento no sentir a estas alturas, o algo así.

Que me siento a solas con mi conciencia, bueno a solas...Con mi miedo, con ese miedo de entender.
Entender que me pasó.

Sinceramente me echo de menos.

Hoy no soy yo. O quizás hoy sea más yo que nunca.
Puede que me haya convertido en esto.
En una de tantas personas que llevan tristes tanto tiempo que cuando les preguntan el motivo de su desgana por la vida probablemente ni lo recuerdan.

Puedo decir que echo más de menos su culo que a ella, cuestión de prioridades.
Sigo siendo el desconocido favorito de mi madre.
He visto ojos rotos.
En mi espejo.
He visto mi infierno.
En el 6 por el que empieza su número de teléfono.

Tengo ganas de acabar con todo, aunque si esto algún día deja de formar parte de mi lo echaría de menos y volvería a buscarlo.

Yo sin mi punto intermedio.
Sigo esperando el punto final de esta carta... (...)


No hay comentarios:

Publicar un comentario